Los amantes del Casco Viejo

Hay maneras de acercarse a Shakespeare. La reverencial, que sin duda merece, y la desenfadada, que imagino que el bardo también agradecerá desde su tumba.

Hay maneras de contemplar a Shakespeare. Como el profundo pensador humanista, intérprete genial de las miserias del alma. También como el travieso enredador, el Puck gamberro de desencuentros, malentendidos y transformaciones, el gran engañador teatral.

Yo querría abarcar todo Shakespeare, no perderme nada, como un niño que lo desea todo, sin medida. Pero debe ser que en el fondo tengo alma, precisamente, de niño, o que en cada momento hay que tomar una opción, y para éste ha prevalecido mi visión más ingenua. He tenido la irreverente idea de utilizar escenas de sus obras más dramáticas para construir un juguete teatral hecho a medida para el disfrute de la interpretación.

Porque ésta es una obra de y para actores. Fueron Olatz y Mikel quienes me pidieron un texto con resonancias metateatrales. Mi agradecimiento a ellos por su confianza, a Getari Etxegarai por su talento y prudencia, y al resto del equipo que con su trabajo han demostrado que el nuestro, además de un oficio, es una vocación.

No sé a qué género pertenece esta pieza. Tiene mucho de comedia, pero también hay dolor y sufrimiento. Un amigo del alma, con la confianza que sólo los buenos amigos pueden exhibir, me preguntó si eso que estaba escribiendo sobre Shakespeare era algo serio, o más bien “una  patochada”. Gracias a él, conseguí definir el género de este texto: es una Patxotada.

PATXO TELLERIA

Cuartito teatro

Día 7: euskera
Día 8: castellano